lunes, 16 de febrero de 2009

Astrologia

Viaje a Saturno

Anillos melancólicos,
humor oscuro de la Tierra
hilando el destino.
Sombra de los seres,
madre oculta de la idea,
potencia sin hecho.

Agotador esfuerzo sin materia,
paseo x lo inexistente.

Me llevas otra vez
al borde de aquel mar
sobre elefantes,
sin miedo que justifique
no estrenar los ojos
que me entregas.

Inés.

Si consideramos a la vida como una escuela y a Saturno como el maestro encargado de impartirnos las lecciones que necesitamos aprender para crecer, podemos fácilmente arribar a la conclusión de considerar a Saturno como el astro que nos hace la vida interesante...

Dentro del grupo de ideas que en conjunto constituyen lo que es la astrología se considera a los diferentes astros del sistema solar al que pertenece nuestro planeta como entidades que de alguna manera matizan las diferentes facetas de nuestra existencia en este plano material, con la intención de estimularnos a alcanzar la meta principal que es el propósito de nuestra encarnación en este mundo de tres dimensiones.

Entre ellos cabe destacar a Saturno representado por un signo parecido a una "h" dentro de la simbología utilizada en la astrología. Este es el último planeta conocido por los antiguos, puesto que los tres restantes, en orden de distancia del sol, fueron descubiertos más recientemente Urano en 1.781, Neptuno en 1.846 y Plutón en 1.930 y por ello en ocasiones se les llama “Planetas Modernos”.

Respecto a Saturno se han tejido muchas historias sobre su supuesta influencia poco benéfica, la mayoría de ellas infundadas. Es importante recordar que este tipo de historias tuvieron su origen en un pasado muy lejano, cuando el hombre no alcanzaba a comprender el origen de los sucesos que ocurrían a su alrededor y por ello era muy fácil adoptar actitudes fatalistas y asignarles la responsabilidad de los desenlaces de sus acciones a supuestas fuerzas fuera de su control.

Hoy la realidad es muy diferente, el hombre ha logrado discurrir el velo de la mayoría de los misterios que rodean a la vida, llegando incluso a clonarla y esto por supuesto le ha permitido comprender de una manera mucho más amplia las causas que originan los sucesos que le rodean y tomar consciencia de su responsabilidad en cuanto al desenlace de los mismos.

Vale la pena analizar el origen de las historias respecto a este planeta, la mitología nos dice que Saturno era considerado por los romanos como el Dios de la agricultura involucrado en los procesos de siembra de las semillas.

Si nos situamos en la época en la que se originaron estas historias es sencillo comprender porque se creía que Saturno era de una influencia desfavorable. Veamos, para ese entonces el hombre dependía en gran medida de lo que producía la tierra para su supervivencia y, para una humanidad que no contaba con los adelantos tecnológicos que le permitiesen comprender los fenómenos meteorológicos, resultaba sencillo atribuirle a la voluntad divina el resultado de la cosecha, y si esta era mala en aquellos tiempos lo propio era culpar a Saturno.

Veámoslo desde otra perspectiva, una más fresca y actual que considera a todos los elementos que existen dentro de este amplio universo como engranajes de una misma maquinaria donde cada uno de ellos de alguna manera influencia el desenvolvimiento de las demás partes.

Saturno invierte aproximadamente 30 años en completar un ciclo alrededor de los doce signos del zodiaco, para volver desde el punto de vista de una carta natal, al punto en el cual se encontraba en el momento del nacimiento de la persona en cuestión. Si tomamos de la mitología la alegoría entre este astro y la agricultura podríamos asomar la posibilidad, según su ciclo, de considerar el desarrollo de una persona en tres etapas, la primera correspondiente al primer ciclo desde los cero a los 30 años como formativa (siembra), la segunda entre los 30 y los 60 años como productiva (cosecha) y la última entre los 60 y los 90 años para disfrutar de los frutos cosechados durante la vida. Por supuesto que generalmente estas etapas pueden solaparse unas con otras y para aquellos que tengan la fortuna de vivir más allá de los noventa años existe la posibilidad de continuar disfrutando de la vida.

Visto desde esta perspectiva, y si consideramos a la vida como una escuela y a Saturno como el maestro encargado de impartirnos las lecciones que necesitamos aprender para crecer, podemos fácilmente arribar a la conclusión de considerar a Saturno como el astro que nos hace la vida interesante, pues una vida en la que no tengamos nunca un obstáculo que superar, una barrera que escalar, una dificultad que solventar o una meta que alcanzar seria tan aburrida que no nos brindaría la oportunidad de probarnos a nosotros mismos ni nos permitiría desarrollar nuestras capacidades innatas ofreciéndonos un terreno fértil donde cultivarlas.

Por eso de ahora en adelante cada vez que la vida nos ofrezca la posibilidad de poner a prueba nuestros limites veamos en ella la oportunidad de sacarle el máximo provecho a todas esas cualidades que existen dentro de cada ser humano, las cuales sin el debido estimulo pasarían toda nuestra existencia a la espera de una oportunidad para desarrollarse.



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